¿Es posible hackear una eSIM? Sí. Pero con algunos ajustes y buenos hábitos, puedes dormir bastante más tranquilo. Ahora que las eSIM se han convertido en la opción favorita de muchos usuarios, es normal preguntarse si también pueden ser vulnerables. Y la verdad es que sí. Por muy modernas que parezcan, también tienen sus puntos débiles.
En este post te voy a contar, desde mi experiencia, qué hago para mantener la mía bien protegida. Nada de teoría: consejos prácticos y fáciles de aplicar, que pueden marcar la diferencia entre estar tranquilo o metido en un buen lío.
El principal peligro: el cambio de SIM (SIM swapping)
Una de las formas más comunes de ataque es el famoso SIM swapping. Básicamente, un hacker se hace pasar por ti ante tu operador y pide una nueva SIM asociada a tu número. Si cuela, podría recibir tus códigos de verificación, acceder a tus cuentas y hasta vaciarte la cuenta bancaria. Y sí, aunque esto también puede pasar con una SIM física, las eSIM no están exentas. Son digitales, pero también tienen su talón de Aquiles.
Lo primero que hice fue reforzar la seguridad de mi cuenta con el operador. Activé la autenticación en dos pasos, cambié a un PIN más fuerte y, si tienes la opción, te recomiendo usar un sistema de verificación con app biométrica o código QR. Cuanto más difícil se lo pongas, mejor.
VPN siempre encendida cuando uso el móvil
Ya sea en casa o fuera, llevo la VPN activada siempre que puedo. No solo oculta mi dirección IP, también cifra el tráfico de datos, lo que complica bastante las cosas a los ciberdelincuentes. Yo uso NordVPN, pero Surfshark o CyberGhost también son opciones estupendas.
Especialmente cuando me conecto a redes Wi-Fi públicas, esto me da mucha tranquilidad. Si alguien está intentando espiar, al menos no lo va a tener nada fácil. Además, si estoy en una cafetería, aeropuerto o centro comercial, me da una tranquilidad extra. Nunca sabes quién puede estar conectado a la misma red, ni qué herramientas están usando para espiar.
Y es que una conexión pública puede ser una puerta abierta… salvo que tú la cierres antes.
Nada de SMS para autenticación
Es tentador usar tu móvil para recibir los códigos de seguridad, pero el SMS es una de las vías más inseguras que existen. Si alguien logra clonar tu eSIM, esos códigos caerán en sus manos.
Por eso, utilizo siempre una app de autenticación como Google Authenticator o Microsoft Authenticator. Son gratis, fáciles de usar y mucho más seguras.
Evito apps de fuentes desconocidas
No me complico: descargo apps solo desde la tienda oficial, reviso reseñas y si algo no me suena, paso. Nada de instalar cosas raras desde enlaces o tiendas de terceros. Esto aplica igual para Android o iOS.
También intento mantener al día las apps que ya tengo, porque muchas actualizaciones corrigen vulnerabilidades que podrían usarse para atacar la eSIM.
Activa el PIN de la SIM: tu primera línea de defensa
En iPhone es tan fácil como ir a Ajustes > Datos móviles > PIN de la SIM. En Android varía según el modelo, pero la opción está en los ajustes de red. Este código evitará que alguien pueda usar tu línea si se hace con tu móvil.
Ojo con los mensajes raros y los correos sospechosos
Una estafa muy común es el smishing, donde te mandan un SMS que parece venir de tu banco, tu operador o la empresa de paquetería. Pero en realidad es un anzuelo.
Yo he aprendido a reconocerlos: textos mal escritos, remitentes extraños, enlaces acortados… Si tengo dudas, nunca pincho. Prefiero abrir la app oficial o contactar directamente con la empresa.
Mi regla de oro: no usar mi número para todo
Por último, intento no dar mi número móvil en cualquier sitio. No lo uso para redes sociales, ni lo pongo en formularios que no sean esenciales. Cuanto menos circule, menos posibilidades de que alguien intente hackearlo.
Solo lo uso para cosas importantes: recuperar contraseñas, verificar cuentas clave o recibir avisos urgentes. Para el resto, uso apps de mensajería o correos alternativos.
Las eSIM tienen muchas ventajas, pero no son infalibles. Por eso, merece la pena invertir unos minutos en protegerlas. Al final, se trata de estar un poco más alerta, hacer algunos ajustes y adoptar buenos hábitos digitales. Y si eso evita que alguien entre en tus cuentas o te robe la identidad, creo que compensa con creces.
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