
En la actualidad, la ciberseguridad es un aspecto que inquieta a casi todas las organizaciones, independientemente de su tamaño. La protección de la información, de los sistemas y de las redes, no solo es tecnología, sino también personas que trabajan en ellos.
Por esta razón, muchas organizaciones se han lanzado a formar a sus profesionales en seguridad digital. Pero, ¿por qué tanta formación no siempre funciona? ¿Qué podemos hacer para que sí funcione y marque la diferencia?
Aquí también te cuentamos qué falla y qué realmente sí sirve en la enseñanza de cuidarse en el entorno digital.
¿Por qué falla la formación en ciberseguridad?
Antes de ver las soluciones, vale la pena entender qué hace que la formación en ciberseguridad a veces no sirva de mucho. Esto suele pasar por varias razones:
- Formación demasiado teórica y genérica
Visualiza que estamos ante un curso muy extensivo en términos profesionales y teóricos que nada tiene que ver con tu trabajo cotidiano. Muy tedioso, ¿cierto? Pues eso es lo que ocurre con muchas formaciones en ciberseguridad.
La cuestión es que, sin ejemplos prácticos y sin empatizar con lo que realmente haces, es complicado que te interese o que consigas aprender algo útil.
- Falta de contexto y relevancia
No todas las personas necesitan saber lo mismo. Por ejemplo, alguien del departamento financiero debe estar muy atento a los correos sospechosos (phishing), mientras que el equipo técnico también necesita entender mejor cómo proteger los accesos a los sistemas. Cuando la formación es genérica y no se adapta a cada rol, pierde mucho sentido.
- Formación reactiva y puntual
Muchas veces, las empresas solo hacen estas formaciones después de que pase un problema o porque toca por ley. Así, para los empleados es solo un trámite más, algo que hacer rápido y olvidar. Sin recordatorios ni actualizaciones, lo que se aprende se va desvaneciendo con el tiempo.
- Falta de pruebas, medición y seguimiento
¿Y si te dieran un curso, pero nadie te preguntara si te ha enseñado algo o si ha cambiado tu forma de actuar? Esto es algo que ocurre a menudo. Sin ningún tipo de pruebas, simulaciones o seguimiento, las empresas no tienen forma alguna de saber si la formación realmente ha dado en la diana o si solamente están gastando recursos.
- Falta de compromiso de los jefes
Cuando los líderes de la empresa no muestran interés ni participan en estas formaciones, los empleados también bajan la guardia. La seguridad debe ser un asunto importante para todos, empezando por quienes toman las decisiones.
¿Qué funciona realmente?
Ahora que sabemos qué no sirve, veamos qué sí ayuda a que la formación tenga impacto real.
- Formación práctica e interactiva
No basta con escuchar o leer teoría; hay que ponerlo en práctica. Simulacros de phishing, juegos, retos o talleres donde puedas “ponerte en los zapatos” de un atacante o defensor hacen que aprendas de verdad y recuerdes mejor.
- Contenido personalizado y segmentado
Si el curso se adapta a tu rol y a lo que haces, es más fácil que te interese y te sea útil. No es lo mismo lo que debe aprender un técnico que alguien de recursos humanos o ventas. Personalizar la formación ayuda a que todos estén mejor preparados para sus riesgos específicos.
- Formación continua con refuerzos periódicos
La ciberseguridad cambia todo el tiempo, por eso no alcanza con un solo curso. Es útil repasar conceptos clave, como la VPN, que cifra tu conexión a internet.
En este escenario, saber usar una extensión VPN para Chrome puede ayudar a mantener la seguridad, especialmente en redes públicas o cuando los empleados trabajan fuera de la oficina.
- Evaluación constante y feedback
Hacer pruebas, realizar simulacros y revisar el resultado de los mismos es fundamental. Así como también compartir con sus compañeros los resultados, de esta manera son más conscientes e intentan hacer las cosas mejor.
- Liderazgo visible y cultura organizacional
Cuando los jefes se involucran y apoyan la formación, la seguridad forma parte de la cultura de la empresa, las personas se toman más en serio proteger la información, y se genera un clima en el que cada uno forma una parte importante.
La formación en materia de ciberseguridad a menudo no tiene efecto porque suele ser aburrida, genérica e incluso no tiene un seguimiento. Para que realmente funcione, debe ser práctica, individualizada y oportuna, seguida de una buena aprobación desde arriba.
Con esto, sí que obtendremos que nuestro personal esté más alerta y mejor preparado ante unos riesgos digitales cada vez más extendidos. Invertir en esta formación no es solo proteger los sistemas, es proteger a las personas que hacen funcionar la empresa.