Cómo sobrevivir a la tensión cambiaria: entre el dólar, el miedo electoral y un esquema que se cae

Por Juan Bernaus. La economía argentina atraviesa uno de los momentos más delicados del año. La combinación de volatilidad cambiaria, incertidumbre política y un esquema de intervención desgastado configura un escenario donde cada señal —un tuit, un viaje oficial o un rumor— dispara movimientos abruptos en el tipo de cambio.

Para el asesor financiero Matías Daghero, la situación ya no admite eufemismos: Estamos en medio de una corrida cambiaria. No es que va a venir: ya empezó. La suba del dólar en las últimas semanas, sumada a una de las ventas de reservas más grandes del siglo por parte del Banco Central, confirma la tensión. Daghero resume el clima con una frase que circula en los pisos de mercado: Un tuit tira el dólar 150 pesos para abajo o para arriba; esa es la histeria y la locura en la que vivimos”.

El gobierno intenta sostener el tipo de cambio hasta las elecciones legislativas del 26 de octubre. Suspensión de retenciones, canje técnico de bonos y operaciones en futuros son parte de una estrategia defensiva. “Con el canje de bonos, el Banco Central consiguió una munición equivalente a 7.000 millones de dólares para llegar a la elección”, explicó Daghero en su paso por el programa After Office -90.7-. Pero aclara que el límite del esquema ya no se discute: El sistema de bandas está muerto. A lo sumo, se estira hasta el 26 de octubre, pero nadie cree que siga después”.

La política funciona como acelerador emocional. Según Daghero, los mercados sobredimensionan el resultado electoral: “Están mirando estas legislativas como si fueran una final. Si gana Milei podés ganar muy bien, si pierde te podés fundir. Pero eso no es así”. Recuerda que las elecciones parlamentarias no anticipan presidenciales: “2009 no predijo 2011, ni 2013 a 2015, ni 2017 a 2019, ni 2021 a 2023. Hay un divorcio histórico entre una cosa y la otra”.

El componente internacional también juega. El viaje del equipo económico a Washington y la reunión de Milei en la Casa Blanca generan expectativa, aunque con límites. “Bloomberg ya adelantó que lo de Estados Unidos no va a ser plata fresca, sino un swap. En pleno shutdown ellos no pueden explicar que le giran dólares a Argentina”, señala Daghero. Y advierte que el impacto dependerá del alcance del acuerdo.

Desde otro ángulo, pero con igual nivel de alarma, el analista financiero Lucas Croce pone el foco en la pérdida de confianza más que en los fundamentos. La volatilidad del dólar no es porque la macro esté destrozada, sino por errores no forzados del gobierno en los últimos 90 días”, afirma. Entre esos errores menciona la salida mal gestionada de las LEFIs y tasas de interés que se mantuvieron altas durante demasiado tiempo. “El mercado dejó de creer en este esquema. Y cuando el mercado deja de creer, no hay tasa, ni control, ni discurso que aguante”, sentencia.

El esquema cambiario vigente es, para Croce, insostenible. Mantener el dólar artificialmente provoca un círculo infernal: como está barato, todos lo quieren comprar, no se acumulan reservas, sube el riesgo país y nadie te presta”. Frente a esa dinámica, su propuesta es directa: “Hay que liberar el tipo de cambio lo antes posible. Te comes un pico inflacionario, sí, pero nos sacamos un problemón de encima”. Y agrega una perspectiva sobre el endeudamiento: Para poder rolear deuda precisamos un riesgo país de 450 o 500 puntos. Hoy estamos aislados por falta de credibilidad, no por falta de herramientas”.

Daghero, en contraste, orienta su mensaje a los ahorristas y empresas. Propone evitar apuestas ligadas al resultado electoral y priorizar la preservación del capital: “La plata de verdad se hace laburando. En un contexto así, invertir es defenderla, no multiplicarla en 30 días. Sus recomendaciones apuntan a una combinación de cobertura en dólares y bonos ajustados por inflación, con horizontes de seis meses a un año. También advierte sobre el impulso de dolarizarse en momentos de pánico: “No hay que pasarse de mambo ni comprar todo caro. Hay un riesgo real de entrar en el pico y después perder”.

Croce, en cambio, sostiene que cualquier estrategia financiera seguirá limitada mientras no se corrija el tipo de cambio: “Si el gobierno no suelta el cepo, seguirán vendiendo reservas y generando más miedo. Es un esquema que ya se rompió, aunque no lo anuncien”.

Ambos coinciden en que la economía opera en modo emergencia. Las medidas oficiales apenas sostienen un puente temporal y la confianza es hoy el principal activo en fuga. En este clima, los inversores se mueven entre el instinto de cobertura y el cálculo político, mientras el mercado descuenta que el 26 de octubre no es el final de nada, sino apenas otra curva en una ruta cada vez más estrecha.