El Gobierno nacional avanzó con una nueva reducción permanente de los Derechos de Exportación (DEX) para distintos productos del complejo agroindustrial. La medida —que baja un punto porcentual las alícuotas de maíz y sorgo (de 9,5% a 8,5%), girasol (de 5,5% a 4,5%), trigo y cebada (de 9,5% a 7,5%) y recorta las de la soja del 26% al 24%— se suma a una serie de recortes transitorios y permanentes anunciados a lo largo de 2025.
Según un informe del IERAL, la rebaja constituye “una medida necesaria que apunta a recuperar la competitividad del sector agroexportador, particularmente en zonas marginales y alejadas de los puertos”.
La entidad también analizó el impacto de esta reducción sobre la campaña agrícola 2025/26, comparando el nuevo esquema tributario con un escenario contrafáctico en el que las alícuotas se hubieran mantenido sin cambios desde diciembre de 2023.
Rentabilidad: una mejora de hasta US$ 76 por hectárea
El IERAL evaluó el impacto en cuatro modelos productivos que combinan zona núcleo y extrapampeana, con campo propio o alquilado. En todos los casos se simuló una rotación 50% soja – 50% maíz en 500 hectáreas.
El estudio revela que la baja impositiva mejora los márgenes netos del productor entre US$ 38 y US$ 76 por hectárea, según zona y régimen de tenencia. La mejora obedece a una caída de entre 8 y 20 puntos porcentuales en la carga tributaria total.
“La comparación entre escenarios muestra una recuperación perceptible de la rentabilidad neta respecto a lo que se habría observado sin la reducción de DEX”, señala el informe.
Sin embargo, aun con el alivio, la presión impositiva sigue sendo abrumadora. Para 2025/26, la carga fiscal continuará en niveles muy altos: entre 53% y 73% para productores de zona núcleo, y entre 67% y 123% para los de zonas extrapampeanas.
El reclamo del campo: “ojalá se profundice y lleguemos a cero”
La medida recibió un respaldo crítico por parte de organizaciones rurales. Fabián Miles, tesorero de la Sociedad Rural de Jesús María, celebró el paso, pero insistió en que falta un camino largo por recorrer.
“Como entidad rescatamos el compromiso de continuar en la senda de la reducción, ojalá se profundice más temprano que tarde y se llegue al cero que reclamamos desde siempre”, afirmó.
Miles advirtió que las retenciones siguen siendo un freno estructural: “Ratificamos lo distorsivo de los DEX y cómo aleja y ha alejado inversiones y producción en nuestro ámbito, impactando principalmente a las comunidades donde el agro y la ganadería se desarrollan”.
El dirigente también advirtió que la agenda del sector no se agota en las retenciones:
“De igual manera, y siendo este el camino, no nos tiene que nublar otras demandas del sector. Lo que sigue sería el otro gran paso con las reformas impositivas y todo lo referido al plano laboral”.
Costo fiscal: casi US$ 2.000 millones menos en dos años
El informe del IERAL también cuantifica el impacto sobre las cuentas públicas. Con las nuevas alícuotas, la recaudación proyectada por DEX para 2026 rondará los US$ 5.030 millones. Si se hubieran mantenido las tasas de fines de 2023, el monto habría ascendido a casi US$ 7.000 millones.
El complejo agroexportador, en consecuencia, recibió una devolución efectiva de US$ 1.950 millones por rebajas de retenciones en los últimos dos años. Solo la baja más reciente implica alrededor de US$ 520 millones por año.
El IERAL aclara que parte de la pérdida fiscal se recupera automáticamente por otros tributos —Ganancias, IVA, Ingresos Brutos— a medida que mejora la actividad: “El sector agropecuario no tributa únicamente vía retenciones, sino que enfrenta una carga impositiva múltiple, tanto nacional como provincial”.
El desafío pendiente: coordinar políticas con provincias y municipios
El análisis subraya que la baja de retenciones perdería parte de su efecto si provincias y municipios avanzan con aumentos de alícuotas o tasas locales. “Para que la mejora en competitividad se traduzca en más inversión y producción, se requiere un esquema articulado entre los distintos niveles de gobierno”, sostiene el IERAL.
En síntesis, la nueva reducción de retenciones genera un alivio real para el agro y devuelve rentabilidad a zonas que estaban al borde de la inviabilidad. Pero el sector advierte que la medida, aunque necesaria, es apenas un primer tramo de un camino más amplio que incluye reformas tributarias, laborales y de competitividad.




































