Colonia Caroya, tierra de sabores e historia

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Especial para La Nueva Mañana

En estas vacaciones de la “nueva normalidad”, quienes tienen la suerte de disfrutar de unos días de descanso suelen optar por nuevas formas de turismo. El turismo rural ha crecido mucho, la elección por rincones poco conocidos, las opciones de alquiler en lugares particulares y las escapadas de un día o de pocos días son una buena alternativa. 

Por suerte, en Córdoba tenemos muchos lugares bellos a pocos kilómetros de distancia que nos permiten salir de la ciudad y despejarnos de todo. Uno de ellos es Colonia Caroya.

A unos 65 kilómetros de la ciudad de Córdoba, por la ruta 9 Norte, se encuentra esta ciudad que es reconocida por sus salames y sus vinos, pero que es más que eso.

Dueña de un legado histórico de jesuitas y de inmigrantes friulanos (del norte de Italia), la ciudad fue creciendo a lo largo de una amplia avenida de 13 kilómetros, custodiada por plátanos antiguos que fueron plantados por el intendente Céspedes. Y que la historia cuenta que algunos pobladores los sacaban, y él los volvía a plantar cada día. En un último censo, la cuenta daba que hay unos 2500 ejemplares en la avenida San Martín, que le dan identidad a la ciudad. Recorrer esta calle también permite tener una perspectiva de la historia y de la actualidad de la vida de sus habitantes. Conviven casas nuevas y muy antiguas, hay comercios como el tradicional bar 9 de Julio, fundado en 1956, que pertenece a uno de los productores de salame más reconocidos de la provincia, plantaciones particulares de frutales con sembrados de cultivos más extensivos, las ruinas de un chalet (que fue uno de los más lujosos de la zona) con un gran parque que pronto será remodelado y puesto en valor por el Municipio, por mencionar alguna de sus particularidades.

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Identidad friulana

Sin dudas, para conocer la historia del lugar la primera parada tiene que ser en el Museo Copetti, ubicado en dirección a la zona rural, por la calle 60 Norte. 

Allí, me recibió Sandra, quien me saludó en castellano y en friulano. Con mucho entusiasmo, me contó que las primeras familias se establecieron allí en 1880, y que en 1988 el Centro Friuliano de Colonia Caroya convirtió la casa en museo.

En esa vivienda vivían cuatro familias, que en total tuvieron 35 niños. Todos los quehaceres de la casa se hacían de forma comunitaria, y subsistían gracias a la producción de vinos y chacinados, y de lo que obtenían de su huerta y de los frutales. 

Luego de una restauración, la construcción exhibe los detalles del estilo arquitectónico y decorativo, además del modo de vida, ya que en cada habitación se replican los muebles, los objetos y hasta la ropa que usaban los habitantes originarios. Un verdadero viaje a los orígenes de estas tierras. 

El Museo Copetti está abierto de martes a domingos de 9 a 13 y de 16 a 19, se realizan visitas guiadas y cuentan con un gran parque de plátanos, que se puede disfrutar. 

Tour gastronómico

Colonia Caroya también es ideal para hacer un tour gastronómico: salames y vinos es su propuesta central. Pero lo que muchos no saben es que hay muchas plantaciones de una buena variedad de frutales: manzanas, peras, ciruelas, damascos e higos son los principales. 

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Una muestra del gran abanico de producciones es la granja Chacra de Luna, que es un proyecto agroecológico que cuenta con viñedos, frutales, huerta, granja, restaurante, almacén de productos regionales, y hasta funciona allí una escuela. Para conocer todo esto, ofrecen visitas guiadas por turnos que se reservan previamente. Lo mismo si se quiere ir a comer al restaurante, ya que los fines de semana se llena. Otro infaltable de un tour gastronómico por Caroya es la visita a sus dos bodegas: La Caroyense y Terra Camiare. Hace muchos años, la ciudad llegó a tener 30 bodegas, hasta que en la década del 70 hubo un temporal que destruyó gran parte de los viñedos y solo subsistieron unos pocos. Finalmente, hoy persisten estas dos bodegas, que dan cuenta de la convivencia entre lo tradicional y lo moderno. 

Con más de 90 años de historia, La Caroyense nació siendo una cooperativa y es un símbolo de la región. Sus antiguas instalaciones dan cuenta del paso del tiempo y conviven con otras innovaciones tecnológicas. Allí se elaboran vinos, grappas, espumantes y jugos. La bodega está ubicada en plena avenida San Martín y se puede visitar de lunes a sábados de 8 a 20 y domingos de 10 a 20.

Terra Camiare cuenta con 9 hectáreas, entre las que se ubican los viñedos, las instalaciones donde se procesa el vino, una tienda y su sofisticado restaurante “Los Socavones”. Presenta una propuesta innovadora en su identidad, en la visión de su proyecto y en sus propuestas. Dispone de un sistema mixto de tanques de inox, piletas de material, barricas de roble y vasijas ovoides de cemento. Elabora vinos malbec, chardonnay, rosé, pinot, cabernet, por mencionar algunos. Ofrecen visitas guiadas todos los días de 9 a 18. 

A menos de una hora de la ciudad de Córdoba, Colonia Caroya es ideal para dar un paseo, aprender de su historia, de sus productos y formas de producción, y respirar ese aire de pueblo que nos desconecta de la rutina y de la ciudad. 

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