Mi primer día triste, el salto definitivo de Zoe Gotusso

Zoe Gotusso

La artista cordobesa lazó este viernes su primer disco como solista, Mi primer día triste. Foto: Fausto Elizalde

Casi dos años después de haber lanzado sus primeras canciones en soledad, Zoe Gotusso presentó este viernes Mi primer día triste, un disco que desde su propio nombre se asienta en el Río de Plata y se proyecta al universo de la canción hispanoparlante a partir de un pulido sello personal.

El paso del tiempo y las referencias al pasado más fresco siempre es una buena base desde la cual comenzar a comentar las cosas. El giro argumentativo sirve casi para hablar de cualquier cosa entre las muchas que existen en el mundo, pero en el caso puntual de la opera prima de la artista cordobesa adquiere un peso específico. Sucede que a la medida que las canciones van girando resulta imposible no pensar en la explosión de Salvapantallas, en su conexión artística con Santi Celli y los escenarios recorridos con la banda que revolucionó la canción nacional entre el 2016 y el 2019.

La impronta folk despojada de instrumentaciones pomposas que predomina en el disco traslada la escucha a aquellas primeras canciones del dúo compartido con quien aparece como coautor de un tercio de las canciones del trabajo. En el desandar creativo también se empiezan a sumar viejos compañeros como Diego Mema, Fran Saglietti y Nico Landa, construyendo un concepto que se corona con la producción del uruguayo Juan Campodónico, uno de los artífices del proyecto Bajofondo.

La mano de Campodónico no se expone solamente en la marca registrada que se impone en el sonido de la canción Ya (que tranquilamente podría formar parte del repertorio de Bajofondo) sino que flota de modo contundente a lo largo de la “uruguayisidad” que se evidencia, sobre todo, en la segunda parte del disco.

Las percusiones toman ese definitivo color celeste en La culpa, profundizando la omnipresencia de la figura de Jorge Drexler a lo largo toda la vida artística de Gotusso y dejando todo servido para la única canción no original del disco: una despojadísima versión de Amándote, el inmortal éxito de Jaime Ross.

Como si todo lo dicho no resultase suficiente, a los créditos del disco hay que sumarle los nombres de Gabriel Casacuberta, Martín Ibarburu, Nicolás Arnicho, Hugo Fattoruso, Javier Casalla, Julio Dominguez, Elizabeth Ridolfi, Karmen Rencar y Pablo Bonilla.

Una última consideración para dos puntos destacados del disco. El primero para la canción que, junto a los adelantos Ganas y Cuarto Creciente, se presenta como los puntos más alto en materia compositiva, y que de la mano de una interpretación luminosa se proyecta como una de las imbatibles de Mi primer día triste. Esa canción se llama El cuerpo y parece maridar a la perfección con María, el abrazo de Zoe con los aires bossanovescos sobre los que se mueve con una naturalidad gloriosa. Esa característica queda asentada con las versiones de la misma canción que forman parte, oficialmente, del disco con el que Gotusso se abre camino como una de las referencias más importantes de la canción rioplatense de la década que comienza.