Por Gabriel Silva
Es la foto que falta. Los dos se sacan selfies con todos, menos entre ellos. Poderosos,
referentes, ambos se saben líderes ya no del PRO, sino de todo Juntos por el Cambio, y la
pelea por ese liderazgo entra en una fase clave: la que definirá más distanciamiento o la que los tendrá firmando la unidad. Que, en el carreteo del año electoral, se traduce en el acuerdo de paz que brinde tranquilidad y acomode las fichas hacia abajo.
Primero, Buenos Aires; después, el resto
En Córdoba reconocen todos que la preocupación de los popes está puesta allá, en Caba y
el territorio bonaerense. “Primero, van a definir allá y el resto venimos atrás. Córdoba para
ellos es importante, sí; pero hoy saben que todo se define allá”. El que relata con detalle el
panorama certero es una persona que sigue el minuto a minuto del armado en Córdoba.
Allá, el problema está marcado por el enfrentamiento de los ejes Macri-Bullrich vs Larreta-
Vidal. En los dos distritos.
En Capital, la pelea la pueden dar las damas, en una disputa de halcones y palomas bien
clara. Y en provincia de Buenos Aires, Larreta quiere que baje Diego Santilli, mientras que
Mauricio va por su primo, Jorge Macri y “Pato” va a poner a Florencia Arietto.
Pero falta un engranaje fundamental del Buenos Aires “profundo”: Emilio Monzó. El
armador de 2013 y 2015, que luego sufrió el rol de oficialismo por las bombas que le
plantaron los propios. Actor clave, también, para Córdoba como distrito.
En Ciudad de Buenos Aires, Macri jugará con Bullrich y ésta en Provincia apoyará a los
intendentes bendiciendo al titular del Ejecutivo en Vicente López, Jorge. El primo del
expresidente que tiene el respaldo de los barones amarillos –Néstor Grindetti y Diego
Valenzuela- y que tendrá en la lista a Arietto, además de Hernán Lombardi. El exfuncionario nacional que salió a marcarle la cancha a Vidal cuando dijo que su prioridad
eran los bonaerenses.
Vidal quiere a Santilli y falta que el oráculo de Exaltación de la Cruz, Elisa Carrió, decida
si juega en Capital, Provincia o si directamente no entra a la cancha en este partido.
En Córdoba, no aflojan los codazos.
Una vez que se complete ese mapa llegará el turno de Córdoba. El otro gran asterisco en rojo que tiene el mapa de JxC. Y a 40 días del cierre de listas, la rosca no se detiene. Al
contrario. Sobre todo, de aquellos que miran más allá, al 2023 sin Schiaretti en cancha, y
con un peronismo que muestra fisuras. Pero no las que vaticinaron algunos opositores,
cuando hablaban por lo bajo de una pérdida de poder del gobernador y un crecimiento de
los codazos entre los herederos.
Hasta ahora, salvo algunas miradas de reojo, eso no se vio: nadie sacó los pies del plato del calor schiarettista. En cambio, la inquietud por lo que viene sí alteró el clima en los socios de la coalición.
Santos repite que encabezará el tramo al Senado, que será candidato a gobernador en 2023 y levanta sin problemas la chapa del dedazo de Buenos Aires. “Todos fueron puestos con el dedo en algún momento”, repite y agregan en su entorno, a modo de defensa de Macri: “Mauricio los inventó a todos: a Horacio, a María Eugenia… y al que no inventó, lo
resucitó, como pasa con los de acá”, sostienen mirando a Mario Negri y Luis Juez.
El radical, por su parte, se aferra al partido. Y cerca de él no se animan a arriesgar cómo
seguirá la sociedad con el exintendente Ramón Mestre, acuerdo que hasta ahora dio sus
frutos pero que presenta interrogantes hacia adelante. Sobre todo, de aquellos que no
quieren al exintendente en la boleta. Y Juez se endureció en el último tiempo. Empezó a
jugar con los halcones y encontró, el fin de semana, el mimo de una aliada: Bullrich. La
presidenta del PRO se despachó contra Schiaretti y le bajó el pulgar a Santos, el candidato
de su jefe Mauricio.
Hacia abajo, la cosa empeora. La lista es corta, a más de uno se le vence el mandato y no
aseguró futuro. Y esto incluye a radicales y del PRO. A esos amarillos, desde El Panal los
miran y saben que aún no encontraron contención.
Así está el panorama. Todos proclaman unidad, pero ninguno la pone en práctica. Nadie se
corre y la carrera contrarreloj ya empezó.