La extrema derecha gobernará Israel sin la paz con Palestina y en medio de más ataques

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Jerusalén registró esta semana el primer atentado con bomba en seis años, en la recta final del año de mayor violencia entre Israel y Palestina desde la Segunda Intifada / Foto: AFP.

Jerusalén registró esta semana el primer atentado con bomba en seis años, en la recta final del año de mayor violencia entre Israel y Palestina desde la Segunda Intifada, según definieron especialistas en diálogo con Télam, mientras el ex primer ministro Benjamin Netanyahu negocia los últimos detalles para formar gobierno con la alianza más de derecha desde la creación del Estado judío.

Dos explosiones mataron a una persona e hirieron a más de 20 el miércoles, en lo que fueron los primeros ataques con bombas contra civiles israelíes después de seis años sin atentados en Jerusalén, la disputada ciudad en el centro del conflicto israelí-palestino.

A la vez, se producen en medio de lo que especialistas llaman el año con mayor violencia de los últimos tiempos y a la espera de que Netanyahu, vencedor en las elecciones del 1 de noviembre, forme el Gobierno de Israel, y que, según anticipan, será el más opuesto a descolonizar Palestina.

Los estallidos coinciden con fuertes tensiones luego de meses de incursiones de Israel en Cisjordania y de ataques contra israelíes que mataron a 19 personas solo entre marzo y mayo.

Esos ataques llevaron al ejército israelí a intensificar su presencia en territorio palestino -en el marco de su ocupación de Cisjordania y el bloqueo de la Franja de Gaza, que ya lleva 55 años- por lo que las muertes palestinas superaron este año las 120.

Ataque israel a la Franja de Gaza Foto AFP
Ataque israelí a la Franja de Gaza / Foto: AFP.

La vocera de la organización de derechos humanos israelí B’Tselem, Dror Safotl, precisó a Télam que “hasta el 8 de noviembre, el número de palestinos muertos en 2022 por las fuerzas militares y policiales israelíes en Cisjordania, incluido Jerusalén Este, es de 121”, número que coincide con el de la ONU.

La cifra, explicó Safotl, representa “el mayor número de víctimas desde 2006, en el que murieron 134 personas” en esos territorios (sin contar la Franja de Gaza, donde B’Tselem registró más de 400).

Ese año fue el siguiente al fin de la Segunda Intifada que, sin embargo, registró coletazos importantes de violencia por el quiebre del cese al fuego por parte de Hamás.

“Es el año más violento desde 2015 y puede llevar a una nueva Intifada. Que dos bombas explotaran en el mismo tiempo en Jerusalén indica que hay una organización seria que planea causar desorden y oponerse a la ocupación”Salim Brake, politólogo israelí

El politólogo especializado en Medio Oriente, Julián Aguirre, también se remitió a la Segunda Intifada para ubicar allí el nacimiento de una generación que hoy vive una “doble crisis” y que son “hijos de una enorme desilusión”.

“Hay una crisis de desesperanza respecto a llegar a una vía negociada del conflicto por el curso que han tomado estos 20 años; por las expectativas truncas que dejó la Conferencia de Madrid y los Acuerdos de Oslo, y por la diseminación de la violencia”, dijo a Télam.

Como segundo elemento, consideró que “hay una crisis de legitimidad de los canales institucionales para representar las demandas, tanto de capacidad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como de la propia política de Estado israelí”.

En tanto, el politólogo israelí Salim Brake comparó el contexto de violencia actual con un período más reciente y advirtió que puede ser el preludio de una nueva escalada.

“Es el año más violento desde 2015 y puede llevar a una nueva Intifada. Que dos bombas explotaran en el mismo tiempo en Jerusalén indica que hay una organización seria que planea causar desorden y oponerse a la ocupación”, dijo a Télam.

La Policía israelí anticipó su hipótesis de que los atentados fueron cometidos por alguna organización, lo que supone un cambio respecto a otros ataques “solitarios” recientes en la “ciudad santa”.

El acuerdo de coalición entre Netanyahu y Ben-Gvir

Las explosiones sucedieron cuando Netanyahu mantenía conversaciones postelectorales. Su partido, el Likud, y el ultraderechista Otzma Yehudi (Poder Judío), dirigido por el líder colono de extrema derecha Itamar Ben-Gvir firmaron el viernes un acuerdo de coalición para formar gobierno y que otorga a este último el Ministerio de Seguridad Nacional con poderes ampliados.

Ben-Gvir -quien tiene causas penales por racismo y colgó en su casa un retrato de un extremista israelí que mató a 29 palestinos en 1994- pidió volver a “los asesinatos selectivos” para combatir el terrorismo luego del atentado en Jerusalén.

Safotl dijo que “no hay que normalizar el hecho de que las fuerzas racistas estarán en posiciones clave en la mesa del gobierno israelí”, aun cuando “la ocupación y las violaciones a los derechos humanos existen desde mucho antes”.

Con la coalición liderada por “Bibi”, como se lo conoce a Netanyahu, “cabe esperar más violencia y desplazamientos y que se profundice el régimen de apartheid”, vaticinó la vocera de la organización B’Tselem, que publicó los primeros videos que contradecían la versión del gobierno israelí del asesinato de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh en mayo.

“La ocupación se ha agravado tanto porque no hay un proceso de paz ni esperanza de un futuro mejor para los palestinos; porque los colonos se vuelven más violentos y son apoyados por el gobierno; y porque la ANP se ha debilitado y depende más de Israel”, estimó Brake.

“La coalición que se avecina es la más racista, derechista y odiadora de los árabes que se ha establecido en Israel”Salim Brake, politólogo israelí

La normalización que han logrado los partidos de ultraderecha religiosa en la política israelí traza una línea de continuidad histórica con quienes reivindicaron el magnicidio del expremier Yitzhak Rabin, a quien Ben-Gvir amenazó públicamente.

“Quienes le desearon la muerte política y física a Rabin por el ‘crimen’ de hacer la paz, que antes eran marginales, hoy son recompensados electoralmente. Responde a una inercia porque las colonias nunca dejaron de extenderse”, dijo Aguirre.

Y agregó que Ben-Gvir es parte de los “movimientos que emergen de las colonias israelíes” y representan “una extrema derecha que conjuga un nacionalismo chovinista muy beligerante, que hace gala de la violencia, con fundamentalismo religioso”.

Con la coalicin liderada por Bibi como se lo conoce a Netanyahu cabe esperar ms violencia y desplazamientos
Con la coalición liderada por “Bibi”, como se lo conoce a Netanyahu, “cabe esperar más violencia y desplazamientos”.

Para Brake, “la coalición que se avecina es la más racista, derechista y odiadora de los árabes que se ha establecido en Israel”, ya que “quiere ‘resolver’ el conflicto palestino por la fuerza; afirma que no existe un pueblo palestino y que Cisjordania es parte de la tierra prometida solo para el pueblo judío y los árabes, incluso los que viven en Israel, deben ser enviados a Estados árabes vecinos”.

Las últimas elecciones, quintas desde 2019, excluyeron del Parlamento israelí (Knesset) de los partidos de centro-izquierda como Meretz y llevaron a que el Partido Laborista tenga un mínimo histórico de cuatro bancas.

“La oposición será débil y poco coherente, así que el gobierno podrá actuar sin temor”, sintetizó Brake.

En tanto, Aguirre consideró que ese resultado “deja un sistema político sin contrapesos”.

Estados Unidos y Europa apoyan a Israel y solo declaran que quieren la solución de dos Estados”Salim Brake, politólogo israelí

La falta de presión internacional es otro factor mencionado por los especialistas.

“Israel pueda hacer lo que quiera sin que haya reacción internacional. Estados Unidos y Europa apoyan a Israel y solo declaran que quieren la solución de dos Estados”, dijo Brake.

Para Aguirre, los palestinos recibieron un “golpe moral” con el reconocimiento por parte de EEUU de toda Jerusalén como capital de Israel y con la firma de los Acuerdos de Abraham que normalizó las relaciones de israelíes con Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, y que abre paso a que otros Estados árabes los imiten.