El rumbo económico: por qué todavía hay margen para una recuperación en «V» y donde se afianza

 

En los últimos meses, los indicadores económicos en Argentina han empezado a mostrar signos de recuperación. Para algunos analistas, como el economista Gastón Utrera, este repunte tiene la forma de una «V», es decir, una caída brusca seguida de una recuperación rápida. Sin embargo, esta recuperación tiene matices, y su sostenibilidad dependerá de cómo se gestionen factores claves como el superávit fiscal, la política monetaria y el control de la inflación.

Para entender más en profundidad cómo se viene moviendo la macro en la era Milei, Utrera disertó en un nuevo desayuno de Coyuntura de revista Punto a Punto realizado en Condominio Greenpark de Grupo Betania (República de China 2192) y acompañado por Air EuropaEguia y Kolektor.

La regla de Milei

Uno de los cambios más notables introducidos por el gobierno de Javier Milei es su enfoque hacia el control del gasto público. El 15 de septiembre, Milei presentó ante el Congreso el presupuesto para 2025, que incluye una nueva regla fiscal destinada a frenar el histórico problema del déficit en Argentina.   

Tradicionalmente, el presupuesto argentino se ajustaba a los ingresos del Estado: si los ingresos eran mayores a los proyectados, se aumentaba el gasto, y si eran menores, se incurría en déficit para cubrir la diferencia. Esta práctica, según Utrera, contribuyó a la acumulación sistemática de deuda y a la inestabilidad fiscal del país.

La nueva regla propuesta por Milei plantea un cambio radical. A partir de ahora, el gasto público será fijo y no podrá ajustarse al alza si los ingresos superan las expectativas. Si los ingresos adicionales son estructurales, se utilizarán para reducir impuestos, y si son coyunturales, se destinarán a pagar deuda. Lo que no podrá hacerse es gastar más de lo presupuestado, una medida que busca garantizar el equilibrio fiscal a largo plazo.

En caso de que los ingresos sean menores a lo esperado, el gasto deberá ajustarse automáticamente, excepto en partidas intocables, lo que obligará al Estado a reducir el gasto para evitar el déficit. Esta norma es clave para entender el compromiso del gobierno de Milei con la estabilidad fiscal y su política de veto a cualquier medida que implique un aumento del gasto sin una fuente clara de financiamiento.

El desafío de la desinflación

La estrategia económica del gobierno no solo se centra en el equilibrio fiscal, sino también en controlar la inflación. Actualmente, el gobierno apuesta por un «crawling peg» del 2% mensual, un ajuste gradual del tipo de cambio que busca evitar devaluaciones abruptas y contener la inflación.

En los primeros meses de 2024, la inflación arrancó con niveles cercanos al 25% mensual, pero el gobierno ha logrado reducirla de manera significativa. Según Utrera, el gran reto será que la inflación converja hacia el 2% mensual, tal como lo ha prometido el equipo económico de Milei. Hasta ahora, la inflación ha ido desacelerándose sin generar un atraso cambiario, lo que, a juicio del economista, es un logro importante.

Utrera señala que este proceso de desinflación es diferente al de experiencias pasadas. Durante las gestiones de Alfonso Prat-Gay o Axel Kicillof, las reducciones de la inflación se lograban a través de ajustes del tipo de cambio, lo que eventualmente provocaba desequilibrios que detonaban nuevas subas inflacionarias. En esta ocasión, la gran diferencia es que no se está recurriendo a la emisión de dinero, lo que permite un control más efectivo de los desequilibrios monetarios.

Crecimiento en la industria y la construcción

Uno de los puntos más positivos del análisis de Utrera es el repunte en sectores clave como la industria y la construcción. Después de una caída estrepitosa en los últimos años, la industria ha mostrado una recuperación notable en los últimos meses. De junio a agosto, la industria creció un 8.8%, lo que representa un crecimiento anualizado del 66%. Aunque el sector aún está lejos de recuperar los niveles anteriores, el repunte ha sido significativo.

La construcción, otro sector crítico para la economía argentina, tocó fondo en marzo de 2024, pero desde entonces ha experimentado un crecimiento del 16.6%, según el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC). Al igual que la industria, la construcción viene de niveles muy bajos, pero la tendencia es clara: el sector está en plena recuperación. Lo notable es que esta recuperación ha sido impulsada casi exclusivamente por la construcción privada, dado que la obra pública prácticamente desapareció durante estos meses.

Este crecimiento es fundamental para la economía en general, ya que estos sectores arrastran consigo a otras actividades productivas y generan empleo. Utrera subraya que, aunque la recuperación no será lineal, los números son alentadores y sugieren que la economía está saliendo de la crisis.

Perspectivas a futuro: ¿Es sostenible el camino?

A pesar de estos avances, Utrera advierte que el futuro económico de Argentina dependerá de la consistencia en la aplicación de estas políticas. Milei ha demostrado estar dispuesto a asumir el costo político de mantener el superávit fiscal, incluso si esto implica vetar aumentos en las jubilaciones o recortes en el presupuesto universitario, decisiones que han generado protestas en todo el país.

El gran desafío será mantener estas políticas en un contexto de creciente presión social y política. Si el gobierno de Milei cede ante las demandas de mayor gasto sin contar con los recursos necesarios, podría volver al círculo vicioso de déficits fiscales, emisión de dinero y desequilibrios monetarios.

Sin embargo, si el gobierno logra mantener el superávit fiscal y la desinflación, las perspectivas a largo plazo podrían ser mucho más alentadoras. Utrera concluye que, aunque es pronto para asegurar el éxito de este plan, los datos actuales muestran una mejora significativa, especialmente en sectores clave como la industria y la construcción, que están liderando la recuperación económica.

Argentina se encuentra en un momento clave. La recuperación económica en «V» es un hecho, pero su sostenibilidad dependerá de la capacidad del gobierno para mantener el equilibrio fiscal, controlar la inflación y fomentar un crecimiento sostenido. Las señales son positivas, pero los desafíos son enormes, y el éxito o fracaso de este plan tendrá implicaciones profundas para el futuro del país.