Kilimo ya opera en California y apunta a transformar 220 mil hectáreas con eficiencia hídrica

 

 

Kilimo, la startup cordobesa especializada en soluciones de adaptación climática y eficiencia del uso del agua, atraviesa una etapa de crecimiento sostenido, consolidando su modelo de negocio en América Latina y expandiéndose a nuevos mercados.

Camila Aguirre, Climate Solutions Manager de Chile y Argentina, repasó los avances de la compañía, su reciente desembarco en California, su estrategia centrada en las comunidades y los desafíos que aún enfrenta el sector empresarial en torno al uso responsable del recurso hídrico.

Kilimo está bien, estamos creciendo con un equipo muy bueno, estamos entrando en el territorio con las comunidades, estamos haciendo proyectos integrales”, resume Aguirre sobre el presente de la empresa que ya opera en siete países, incluyendo México, Chile, Argentina, Brasil y ahora también Estados Unidos, con presencia en las siete cuencas más estresadas de Latinoamérica.

A lo largo del último año, la empresa ha ajustado su modelo de negocio para responder de manera más eficaz a las necesidades tanto de grandes corporaciones como de pequeños productores, siempre con un enfoque centrado en el impacto hídrico y social. “Estamos trabajando en proyectos de acción colectiva que permiten que más empresas se sumen, incluso aquellas que no tienen grandes presupuestos”, señala Aguirre.

El desembarco en California representa un hito para Kilimo. Ingresar al competitivo mercado estadounidense no fue tarea sencilla: “Sabemos que es un mercado difícil. El americano valora mucho la confianza en las personas y el conocimiento local del territorio”. Aun así, la compañía logró abrirse paso gracias al respaldo de su equipo y alianzas con otras organizaciones.

Inversión y futuro

Luego de una ronda de inversión relevante el año pasado, Kilimo no se encuentra actualmente en una búsqueda activa de capital, aunque no descartan nuevas oportunidades si surgen propuestas alineadas con su visión. “Hoy tenemos buenos tickets, pero siempre estamos abiertos a conversar”, comenta Aguirre.

Respecto a lo que viene, la hoja de ruta es clara: continuar expandiéndose, generar más conocimiento territorial y reforzar los proyectos de acción colectiva. “Creemos que si no trabajamos en conjunto, con objetivos comunes, es muy difícil lograr impactos reales. Por eso impulsamos iniciativas como ‘Latidos del Agua’, que busca generar proyectos conjuntos con impacto real en las comunidades”.

En esa línea, la proyección para la próxima década es ambiciosa: más de 330 millones de metros cúbicos de agua beneficiados en 220.000 hectáreas.

Empresas y agua: una deuda pendiente

Pese a que se percibe una evolución en la conciencia ambiental, Aguirre considera que aún queda mucho por hacer. “Todavía falta mucha evolución. Hoy hay mayor atención al tema del agua, pero las empresas no han logrado integrarlo bien en su cadena de valor”, advierte.

En zonas críticas como la cuenca del Maipo en Santiago de Chile, donde se extrae más agua de la necesaria, el estrés hídrico ya es evidente. “Es urgente implementar soluciones reales basadas en eficiencia. Las compañías deben entender que no actuar puede comprometer su continuidad operativa”, sostiene.