El economista y ex presidente del Banco Central, Guido Sandleris, analizó la situación económica del país en la Bolsa de Comercio de Córdoba. Con un tono equilibrado, celebró los avances logrados por el gobierno de Javier Milei en términos de estabilización, aunque advirtió sobre los desafíos que aún persisten.
El giro económico tras la “herencia explosiva”
Sandleris comenzó recordando el punto de partida: una economía “estallada”, con un déficit fiscal del 5% del PBI, reservas netas negativas, una recesión profunda e inflación por encima del 200%. “Existía un enorme riesgo de una crisis aún mayor”, sostuvo. Para el economista, el gran logro de Milei fue haber evitado ese desenlace y encaminar al país hacia una etapa de “normalización”.
En ese sentido, destacó dos indicadores clave: actividad económica e inflación. Según sus proyecciones, Argentina crecería 6% en 2025 con una inflación que bajaría al 30%, tras haber cerrado 2023 en 211%. “Ese crecimiento es una anomalía positiva en nuestra historia reciente”, afirmó. Aunque aún elevada en términos internacionales, la inflación del 30% marcaría una fuerte convergencia hacia estándares más normales.
El programa económico: ancla fiscal y enfoque antiinflacionario
Sandleris estructuró su análisis en torno a las “constantes” y “variables” del programa económico del actual gobierno. La primera constante es el equilibrio fiscal, considerado por el ex titular del BCRA como el “mejor seguro contra crisis”. En 2023 se logró un superávit del 0,3% del PBI y se espera mantenerlo este año, fundamentalmente mediante una reducción del gasto público. “El talón de Aquiles de la economía argentina siempre fue el déficit. Resolverlo era clave”, señaló.
La segunda constante es la lucha contra la inflación, donde el control del tipo de cambio funcionó como ancla. Esta estrategia implicó, entre otras cosas, resignar la velocidad de acumulación de reservas para priorizar una baja más rápida de los precios.
La principal variable del programa ha sido el esquema cambiario. Desde la devaluación inicial de diciembre de 2023, el gobierno ha ido adaptando el régimen, pasando por una etapa de fuerte intervención en el mercado paralelo y llegando hoy a un modelo de “bandas cambiarias” que, según Sandleris, implica “un cepo casi inexistente”.
Fondo Monetario y reservas: una transición exigente
El acuerdo con el FMI trajo alivio tras una etapa de fuerte drenaje de reservas. Sandleris explicó que, aunque las reservas propias siguen siendo negativas (en torno a los US$ -7.500 millones), la liquidez total del Banco Central supera los US$ 20.000 millones gracias al adelanto de fondos del organismo y otros multilaterales.
El nuevo esquema cambiario establece una banda de flotación con un techo de $1400 y un piso de $1000, ajustable al 1% mensual. Hasta ahora, el tipo de cambio se ha movido dentro de esa franja sin necesidad de intervención oficial, lo que, para Sandleris, marca un “avance en la normalización económica”.
Sin embargo, las metas de acumulación de reservas son “muy exigentes”. Para fines de junio, el BCRA debería haber reducido sus reservas negativas a solo US$ -2.000 millones, lo que implica acumular más de US$ 4.000 millones en pocas semanas. Las opciones para lograrlo incluyen emisiones de deuda, rolleo de vencimientos o eventuales compras si el tipo de cambio cae a la base de la banda.
Riesgos y desafíos: tipo de cambio, exportaciones y apertura
Uno de los principales desafíos señalados por Sandleris es el debate sobre el “atraso cambiario”. Un dólar relativamente barato en términos reales ayuda a bajar la inflación pero dificulta exportaciones y acumulación de reservas. El tipo de cambio actual, dijo, está en niveles similares a los de la convertibilidad.
El argumento oficial de que se trata de un tipo de cambio de mercado es válido, aunque Sandleris advirtió: “Eso no siempre implica que sea consistente con el equilibrio macro de mediano plazo”. Y agregó: “El desafío es la transición: usar hoy los dólares que promete el futuro, como Vaca Muerta, puede generar tensiones y sectores heridos”.
También apuntó contra el contexto internacional: con un comercio global más lento y un Mercosur con altos aranceles externos, abrirse al mundo será un camino cuesta arriba. “Insertarse en cadenas globales de valor es una tarea pendiente para Argentina”, remarcó.
Sandleris cerró su exposición con una afirmación contundente: “2025 será un año excepcional para Argentina: será el país que más crezca en la región con la inflación en fuerte baja. Esto marca un punto de inflexión, aunque aún estemos lejos de la normalidad”.
Para el economista, el sendero de normalización está en marcha, pero atravesarlo requiere mantener la disciplina fiscal, fortalecer las reservas y gestionar cuidadosamente una apertura gradual de la economía. “Se ha recorrido mucho, pero el viaje recién empieza”, concluyó.





































