Salió al Ricardo Etcheverri siendo consciente de la derrota de Atlanta contra Alvarado. Salió a la cancha siendo consciente de que tenía la responsabilidad de ganar para volver a la cima de la Zona A de la Primera Nacional. Y lejos de esquivar la presión, San Martín de Tucumán se alimentó de esa necesidad y logró una victoria impostergable en Caballito: 2-0 a un Ferro que no levanta, con un doblete de Juan Cruz Esquivel.
El Santo fue en todo momento y nunca sacó el pie del acelerador. Convirtió dos goles pero pudieron haber sido muchos más. Contó con muchísimas situaciones de peligro, sobre todo en el primer tiempo, que desperdició y que hicieron que Oeste quedara cerca desde el resultado aunque muy lejos desde lo futbolístico.
El rebote largo que dio Rafael Ferrario tras un centro desde el costado le dejó el primer gol del encuentro a Juan Cruz Esquivel, el jugador más determinante y picante del Ciruja. Y fue el propio 11 que estiró la ventaja en el complemento, con un bombazo que se metió en el ángulo para sentenciar el triunfo, el retorno a lo más alto del grupo y desatar la bronca de los hinchas del Verde, que despidieron al equipo en medio de una lluvia de insultos y de silbidos. Y, no le Esquivel a la presión.

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