En un contexto donde los precios de la carne, el dólar y los costos industriales se mueven sin pausa, Nuevo Munich, la empresa familiar de embutidos instalada en Guiñazú, sostiene una fórmula que le ha permitido atravesar medio siglo de historia: mantener la calidad artesanal sin resignar innovación.
“Nosotros elaboramos todo con carne pura, sin agregados industriales ni preparados químicos. Hacemos las salchichas, jamones y fiambres como se hacían antes, con recetas originales que respetamos desde el primer dueño”, explica Cristian Ogian, quien junto a su familia tomó el control de la empresa hace 18 años, cuando esta contaba con apenas cuatro empleados. Hoy, el plantel se multiplicó y la marca abastece a cadenas gastronómicas, supermercados, hoteles, fiambrerías y vinotecas de toda la provincia.
La planta, ubicada frente al frigorífico Bustos y Beltrán, funciona a pleno. “Estamos en una zona donde se están instalando grandes empresas, como Droguería del Sur, lo que nos permite mejorar servicios e infraestructura”, señala Ogian.
Actualmente, Nuevo Munich trabaja con una amplia línea de productos: desde salchichas tipo centroeuropeas (alemanas, polacas, húngaras) hasta jamones cocidos y ahumados, bondiolas, salames y pancetas. Pero el producto estrella sigue siendo la salchicha vienesa, elaborada de manera artesanal y ahumada con madera natural.
“Competimos con productos industriales mucho más baratos, pero el consumidor que prueba el nuestro entiende la diferencia. Por eso invertimos en degustaciones, eventos y en nuestros food trucks, que nos permiten mostrar el producto y generar vínculo directo con el público”, cuenta. La marca participa habitualmente en festivales gastronómicos y cerveceros como Happy Beer, Bumbum, Sanse y el Oktoberfest de Villa General Belgrano, donde cada año vende entre 2.500 y 3.000 kilos de salchichas. “Es una vidriera enorme para nosotros. Estar ahí nos da visibilidad y nuevos clientes”, resume.
Aun así, Ogian reconoce que el consumo cayó fuerte. “Este año crecimos en cantidad de clientes, pero no en kilos vendidos. El consumo general bajó mucho, y más todavía el de fiambres artesanales, que son más costosos. Si no hubiéramos sostenido el trabajo comercial que venimos haciendo, estaríamos complicados”, admite.
Pese a la coyuntura, la empresa mantiene su plan de inversión. En los últimos meses incorporó una máquina cutter de alta velocidad, financiada directamente por la fábrica, y proyecta sumar en 2025 dos embutidoras automáticas que multiplicarán por diez la capacidad productiva. “No se trata de reducir personal, sino de producir más con la misma gente. Ganar productividad sin perder identidad”, explica.
La expansión territorial también está en la hoja de ruta. Nuevo Munich busca retomar presencia en Buenos Aires y Rosario, mercados en los que había retrocedido por cuestiones logísticas y de distribución. “Estamos con esa picazón de volver. Es complejo, pero hay que estar”, asegura Ogian.
Otro eje de desarrollo es la innovación en productos saludables. “Ya arrancamos el proceso de certificación sin TACC. Si bien la fábrica no tiene gluten, queremos formalizarlo porque hay una tendencia fuerte hacia lo saludable”, adelanta. Además, evalúan lanzar una línea vegana de salchichas, algo inédito para la marca. “Queremos desarrollar un producto nuevo, que sea aceptable, con buena textura y sabor. La gente está más consciente, busca opciones naturales y libres de químicos”, explica.
Ogian reconoce que el panorama económico condiciona cada paso. “Todo depende de cómo se acomoden las cosas el año que viene, si hay crédito y si se estabiliza la situación. Pero la idea es no quedarse quieto. Todos los emprendedores buscamos crecer, no podemos detenernos”, afirma.