Sofía Viola: “Entre todos nos retroalimentamos culturalmente en forma mágica y espontánea”

Sofía Viola

Sofía Viola

La cantante y charanguista Sofía Viola, quien representará -junto a Escalandrum y Perotá Chingó– a la música argentina en el Festival Mucho! de Brasil, que se propone celebrar la integración artística de América Latina, aseguró a Télam que la “búsqueda de la raíz es algo inevitable” en su obra y que hay una escena en la que, más allá de las fronteras, “entre todos nos estamos reatroalimentando culturalmente” de forma “mágica y espontánea”.

Producido por Difusa Fronteira, el Festival Mucho!, que tiene su origen en la ciudad de San Pablo, será realizado este año a través de la plataforma de YouTube, desde este miércoles y hasta el 25 de abril, también con participación de Jorge Drexler, Lenine, Alceu Valença, Yusa, Cao Laru y Josyara.

La grilla completa puede consultarse en el perfil de Instagram del Festival, @festivalmucho.

Desatada la pandemia de coronavirus en el mundo, Viola resolvió ir editando una tras otra las canciones que, finalmente, serán agrupadas en un álbum de canciones propias “que no encontraban su cauce” y aprovechando sus “lazos con el mundo” explorado a través de la música, que la llevó a encontrarse con artistas de América Latina, Europa y Estados Unidos, todos abiertos al intercambio musical.

Fueron convocados para dicho álbum de colaboraciones desde la argentina Loli Molina (“No tengo na”), con quien coincidió en uno de sus viajes a México, donde también se vinculó con El David Aguilar (“Enredando hilos”), hasta el encuentro musical con sus amigas de Perotá Chingó para grabar y fusionar sus voces en “un mantra mágico” para la versión de “Todo el amor”.

“Esto de mezclarme así, de las colaboraciones, es algo nuevo para mí”, señaló Viola, lista para estrenar en las próximas semanas una nueva canción, resultado de su encuentro musical con Luciana Jury, con la que cerrará el combo de su próximo álbum, aún sin fecha oficial de estreno.

“La búsqueda de raíz, que es algo inevitable en un mundo artístico. Y yo la sigo encontrando, porque la raíz tiene a su vez un montón de raíces que van a distintos lugares. Hoy no me siento tan latinoamericana como hace cinco años atrás. Hoy me siento más mundial.”

Sofía Viola

Recluida en el último tiempo en Córdoba, en “conexión con la naturaleza” y fluyendo por un repertorio que la define como una artista comprometida con la diversidad de los ritmos musicales de raíz latina y jazzera, la cantautora de 31 años ya grabó su presentación en una granja en la localidad de Agua de Oro, que irá el próximo domingo a partir de las 16, en el cierre del festival.

Télam: Después de haber recorrido América Latina y haber llevado tu música a otros países, ¿qué pensás sobre el espíritu del Festival, que reúne a artistas de Argentina, Chile, Brasil y Cuba?

Sofía Viola: La programación expresa toda esa incidencia latinoamericana. Por otro lado, creo que nosotros los artistas nos hemos estado mezclando mucho en las escuchas. Porque cuando escuchás música de todo el mundo siempre algo de esa información termina llegando a nuestras canciones. En este caso, fue muy lindo que la invitación haya llegado desde Brasil, siendo los invitados hispano hablantes, porque significa la posibilidad de poder fusionarnos con ese mundo que es Brasil, con la dimensión de un continente de lo grande que es. Siento que estamos retroalimentándonos culturalmente entre todes, y que sucede mágica y espontáneamente.

T: ¿Qué relación tenés con la música de Brasil? ¿Hubo alguien que te haya marcado mucho como artista?

SV: Sí, ese épico concierto de Vinicius De Moraes, Toquinho y María Creuza en La Fusa es una de las obras más gloriosas del continente. Por el repertorio, por todo. En casa siempre se escuchó mucha música brasilera. Mi mamá es fan de Brasil. Hemos visto todas las novelas brasileras habidas y por haber. Nos encanta Brasil y siempre fue un país que tuve cerquita más allá de la distancia y del lenguaje. Fui a Brasil a trabajar en los últimos años y es un mundo nuevo; otro horizonte. La gente es muy especial, al igual que sus músicos y su escena que es muy atractiva. Me inspira mucho la escena brasilera, sobre todo de mis contemporáneos. Siento que me alimentan, que más allá de la música tienen unas puestas en escena muy particulares y muy jugadas. También proviniendo ellos del Carnaval. Siento que ese atrevimiento de ponerse cualquier cosa y salir a cantar me ha inspirado en mi propia escena.

T: ¿Qué resultó de esa experiencia y ese contacto con los colegas y las culturas con las que te fuiste cruzando durante tus viajes?

SV: La búsqueda de raíz, que es algo inevitable en un mundo artístico. Y yo la sigo encontrando, porque la raíz tiene a su vez un montón de raíces que van a distintos lugares. Hoy no me siento tan latinoamericana como hace cinco años atrás. Hoy me siento más mundial porque he reconocido raíces mías en otro continente, indagando más allá, en la historia de la humanidad, en la música de Medio Oriente. Melodías que me resuenan, que siento que las he escuchado y cantado alguna vez. Es como que el linaje ancestral es infinito hacia atrás. No sabemos bien que hicieron nuestros antepasades entre sí, y cómo es que se terminaron mezclando. El árbol genealógico llega hasta un momento, pero en la búsqueda de esas raíces también me he encontrado con mi propio territorio que era mi barrio y con su cultura que también me influencia. Tanto como la naturaleza y cualquier otro contexto. Dentro de mi atmósfera y de mis raíces encontré que los trenes, el paisaje urbano, el Riachuelo y la ciudad, también eran parte de eso. También puedo ir a una montaña en España y ‘flashear’ que ahí están mis antepasados, o ver en mis rasgos parecidos con algo más oriental. Y uno ahí se pregunta de dónde viene esto de que mucha gente me diga que tengo cara de turca, o de mapuche. Bueno, qué se yo qué hicieron (mis antepasados) antes que yo (risas).