El camino de la Quebrada de Humahuaca a Salinas Grandes, por las alturas de Jujuy

El recorrido es una travesía zigzagueante hasta los 4.170 metros sobre el nivel del mar que permite descubrir la riqueza jujeña desde las zonas más altas, donde las montañas que impactan con relieves de gran colorido y el cielo, cristalino casi todo el año, son el hábitat de las especies andinas y albergan pequeños poblados y ruinas de pueblos indígenas.

Lanzarse a la aventura por un camino zigzagueante hasta los 4.170 metros sobre el nivel del mar (msnm) es descubrir Jujuy desde las alturas, donde las montañas que impactan con relieves de gran colorido y el cielo, cristalino casi todo el año, son el hábitat de las especies andinas y albergan pequeños poblados y ruinas de antiguos pueblos indígenas o antigales.

Desde la Ruta Nacional (RN) 9, que atraviesa de sur a norte la provincia, se conecta hacia el oeste con la RN 52 para llegar el pueblo de Purmamarca y comenzar un viaje que en una hora lleva a Salinas Grandes, por una zona de amortiguación entre ambas regiones.

Así, se va del clima semiárido de la Quebrada de Humahuaca al desértico de montaña, con pocas lluvias y una gran amplitud térmica entre el día y la noche, en un área de escasa vegetación y con pocos caseríos que se perciben en la lejanía, así como algún camélido o cóndor andino propios de la alta montaña.

Esas dos grandes áreas se caracterizan por paisajes imponentes, suavemente ondulados, con una altura media de 3.500 msnm que contrasta con algunas líneas serranas de orientación norte-sur que delimitan cuencas sin desagües.

Purmamarca -a 3 kilómetros de la ruta 9- es un pueblo típico de la quebrada, con sus calles empedradas y un conjunto de cerros colorados a su alrededor, que realza su identidad cultural, pues su artesanía, gastronomía y saberes se transmiten de generación en generación.

El pueblo conserva edificaciones antiguas, donde predominan las casas de adobe con techos de madera de cardones y tortas de barro. Su iglesia, Santa Rosa de Lima, fue declarada Monumento Histórico Nacional y data de 1648.

También frente a la plaza central hay un cabildo, el más pequeño del país, que se convirtió en un ícono arquitectónico, histórico y social del lugar, que se puede visitar todo el día.

La feria de artesanos, alrededor de la plaza, es un paseo obligado y se pueden comprar tejidos hechos con lana de oveja o de llama y encontrar objetos de cuero y utensilios hechos con arcilla, un recurso muy aprovechado en la región.

La gastronomía es muy variada y consiste en platos regionales en base a papa andina, habas, quinua, yacón; carnes de llama, cordero y charqui, y quesos de cabra, vaca y cordero.

Los turistas pueden pasear por Los Colorados, de tres kilómetros de extensión, y admirar el Cerro de Siete Colores, cuyas capas son el resultado de los sedimentos marinos, lacustres y fluviales que desde hace 600 millones de años se depositaron en la zona.

Los miradores que se ubican a metros del casco céntrico permiten apreciar aún más la belleza del lugar.

Hay actividades al aire libre y se puede optar por servicios de guiado con caravanas de llama o trekking, por senderos naturales con dificultades bajas para que los pueda realizar cualquier persona; además de degustar productos locales y tomar fotografías.

Hay guías del pueblo que también ofrecen caminatas nocturnas, especialmente atractivas en noches estrelladas.

Purmamarca es el lugar donde comienza la aventura hacia Salinas Grandes por la ruta 52, y tiene en la Cuesta de Lipán su tramo más complejo por los permanentes giros a medida que se sube, lo que obliga a tomar precauciones.

A tres kilómetros de Purmamarca, a mano izquierda, se encuentra la comunidad originaria de Chalala, donde hay algunos emprendimientos turísticos, y pronto aparecen Quisquiri, Patacal, La Ciénaga, y dos quebradas paralelas que se llaman Lipán, que es el nombre de esa cuesta. Cerca, se encuentra el paraje Sepultura.

Los antigales localizados en la zona datan de 3.000 años antes de Cristo y se encontraron vestigios de civilizaciones antiguas en Lipán. En el abra, los ancestros rendían culto a la Pachamama (Madre Tierra).

La Cuesta de Lipán tiene 131 vueltas y cuenta con dos miradores hasta llegar al punto más alto en ruta de la provincia, El Quemado (4.170 msnm).

En esas alturas de la zona de amortiguación, según la posición que se tome, se pueden tener vistas panorámicas de la Quebrada de Humahuaca, del Nevado del Chañi -el pico más alto de la provincia, con 5.896 msnm y límite de la Quebrada con las Salinas- y hasta de la Cordillera de los Andes.

En el paraje El Quemado comienza un descenso hasta unos 3.500 msnm para desembocar en Salinas Grandes, dentro de un área con comunidades en las cercanías que constituyen San Miguel de Los Colorados, Carrizal, Pozo Colorado y, hacia la mano izquierda por la Ruta Provincial 79, El Moreno y Saladillo.

as Salinas son una zona de paseo y poco antes de llegar se puede encontrar un restaurante a mano derecha.

Este paisaje, una extensa planicie de sal a 2.700 msnm, tiene entre sus rasgos característicos su territorio, y sus aguas afluyen sin desagüe al mar.

La evaporación propia del clima árido provocó que los lagos existentes se secaran, a partir de lo cual se originaron extensos depósitos salinos en las zonas más bajas.

Salinas Grandes conforma un escenario natural muy posicionado en Jujuy y es un espectáculo apreciar el crepúsculo anaranjado en los atardeceres con el guiado de las comunidades locales.

La RN 52 está transitable todo el año y se puede viajar en todo tipo de vehículos; inclusive en bicicleta si se tiene buena condición física.

Desde Purmamarca y desde San Salvador se pueden tomar colectivos que llevan hasta las Salinas y hay agencias de viaje que brindan el servicio.

(Texto y Fotos: Agencia Télam)